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martes, marzo 21, 2023

El Lago La Pradera, ¿condenado a muerte?

El avance desaforado de las urbanizaciones y el inadecuado manejo de las fuentes hídricas en Dosquebradas, están llevando a este icónico lugar a una lenta y, al parecer, inexorable extinción

Por Óscar Osorio Ospina

Hace 60 años, el urbanizador Jaime Giraldo y Juan Evencio Cardona, su hombre de confianza, lejos estaban de imaginar que el Lago La Pradera, el sitio que decidieron construir para darle a Dosquebradas un sitio de esparcimiento y un refugio para la biodiversidad, iba a ser condenado a la desaparición por la acción del hombre.

Y eso es lo que está pasando exactamente ahora, según la voz de advertencia que acaba de lanzar la Corporación Autónoma Regional de Risaralda. “En el Lago se presentan varios fenómenos generados por el hombre: uno de ellos tiene que ver con las remociones de masa, debido a las altas concentraciones de construcción en la parte norte del mismo y zonas de la quebrada Chisperos, que hacen que esos lagos vengan sufriendo un proceso de colmatación que causa que la batimetría del lago, es decir su profundidad, se pierda. Ahí aparece una serie de cúmulos y de nodos que hacen que la condición biológica del mismo termine sufriendo un fenómeno de oxidación, de descomposición de materia orgánica y eso afecta la estabilidad biológica del Lago, advirtió Julio César Gómez Salazar, director de la Cárder.

Hagamos un poco de historia, antes de continuar con la triste radiografía actual de este lugar, enclavado en la geografía del casco urbano de Dosquebradas.

La iniciativa de construir el Lago La Pradera, como parque recreativo de carácter familiar, surgió en 1963, cuando Juan Evencio Cardona se la planteó a Jaime Giraldo, el promotor de grandes desarrollos urbanos de Dosquebradas. Por ese entonces el único sitio de entretenimiento y encuentro de los habitantes de esta conurbación eran el Zoológico Matecaña de Pereira y sus alrededores.

“Nosotros dijimos: ese es un polo de desarrollo el verraco, vamos a traer gente aquí. Tenemos esta agua de las quebradas, vamos a detenerla mientras se llena ese lago, en todo caso nos metimos en ese paseo. Es una historia muy bonita porque fue hecha por intrépidos, teníamos maquinaria, estaban el canal y la mitad del terreno, la otra mitad era de la persona que le había vendido a Jaime Giraldo el terreno, así que hubo necesidad de comprar el otro pedazo para completar el lago”, según lo recordó Cardona en diálogo con EL DIARIO. Los terrenos a los cuales hace relación eran propiedad de la familia Marín, más conocida como Los Marimones.

La construcción del lago incluyó también el traslado de un guadual completo, el cual estaba en una orilla la carretera cerca de la casa de los Marín, labor que se hizo con dos buldóceres y utilizando la vía que se había abierto en La Pradera.

El balneario comenzó a funcionar en 1964 con el atractivo de tres lagos: uno superior para la pesca con un área de 4.732 metros cuadrados y tres islas, el lago central para las canoas con 9.932 metros cuadrados y cuatro islas y el lago inferior o de los lotos con 1.350 metros cuadrados que es el que desagua en la quebrada La Víbora. Los lagos artificiales fueron construidos en forma de esclusas que se sirven de las quebradas Chisperos y La Mina, las que tenían abundante caudal.

En su época de esplendor este sitio brindaba al visitante un paisaje incomparable con sus prados en excelente estado de conversación, caseta con capacidad para 600 personas, canchas de fútbol, de voleibol y baloncesto, canoas, batería de baños, un parque didáctico de tránsito, arborización, plantas ornamentales y una variada fauna compuesta por aves silvestres, patos y gansos.

El Área Metropolitana y la Alcaldía de Dosquebradas, mediante escritura pública 3045 del 24 de septiembre de 1985, le compraron a la Sociedad Guayacanes este predio de 73.373 metros cuadrados de los cuales 17.000 metros cuadrados corresponden a los tres lagos. La escritura fue firmada por el alcalde de Pereira y representante legal del Área Metropolitana, Rodrigo Ocampo Ossa, el alcalde de Dosquebradas, Alfredo Torres Hurtado, y el representante legal de la Sociedad Guayacanes, Jaime Alberto Giraldo Jaramillo.

Luego mediante escritura pública 2415 del 29 de octubre de 1986, el Área Metropolitana con la figura de comodato o préstamo en uso, le entregó al Municipio de Dosquebradas la parte correspondiente a esa entidad. Esta escritura aparece firmada por el Alcalde de Pereira y representante del Área, Gustavo Orozco Restrepo, y el Alcalde de Dosquebradas, Jorge Eliécer Sabas Bedoya.

En noviembre de 1986 la Casa de la Cultura, ante el abandono en que se encontraba el Lago La Pradera, asumió su administración logrando recuperar por completo el ya conocido balneario. En 1991, se firmó el acuerdo con el Municipio de Dosquebradas para continuar esa tarea, el cual fue renovado en 1996. Y desde el 2009, la administración del Lago La Pradera fue asumida nuevamente por la Alcaldía de Dosquebradas.

El estado actual del Lago La Pradera es lamentable, tal como lo pudo comprobar el director de la Cárder en un recorrido que adelantó en el lugar en compañía de sus funcionarios. “Evidenciamos que muchas de las constructoras que tienen desarrollos en esa zona no han hecho los debidos alindamientos y protecciones. Debido al fenómeno de La Niña, o sea aguaceros intensos, y dado que Dosquebradas es la segunda zona de mayor precipitación en el mundo, eso ha hecho que esos deslaves y esos traslados de grandes masas de tierra estén sucediendo y tenemos una afectación muy grande”, dijo Gómez Salazar.

Al tiempo se están adelantando los procedimientos sancionatorios en contra de quienes no han hecho un manejo adecuado de esa zona, pero según lo afirma el director de la Cárder: “allí hay una tasa de responsabilidad muy alta de la Alcaldía de Dosquebradas toda vez que el Lago es un hijo, es un sujeto de derechos para el Municipio y no lo ha ejercido de una manera adecuada”.

Por lo pronto, la autoridad ambiental ha implementado un plan de mejoramiento en lo que tiene que ver con las zonas forestales, una acción de limpieza del Lago que implicará sacar los lodos y los sustratos que ya están ahí para llevarlos a un sitio adecuado o someterlos a un proceso deshidratación a fin de volver a recuperar la batimetría y la capacidad del Lago La Pradera.

El director de Cárder asegura que los ecosistemas palustres y lacustres de humedales, tienen un condicionante de que se pueden recuperar, como va a ocurrir en este caso con el Lago La Pradera. Pero no se puede desconocer que en Dosquebradas, tanto estos lagos con más de 60 años de existencia, como muchos humedales están seriamente amenazados por los urbanizadores irresponsables y por la acción permisiva de las autoridades municipales encargadas de su cuidado.

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