En Colombia hay un problema crónico de hacinamiento en las cárceles. Varias administraciones se comprometieron y no cumplieron con la construcción de nuevos centros de detención en diferentes sitios del país.
La muerte de 52 personas y los 24 heridos, entre ellos dos guardianes, en un incendio causado durante un motín en la cárcel de Tuluá, Valle, es la más grave tragedia que se ha producido en un penal de este país en lo que llevamos de siglo.
INFIERNO EN PRISIÓN
El infierno en que se convirtió la cárcel de Tuluá comenzó pasada la 1.00 a.m. de ayer en el patio 8 de ese centro de mediana seguridad que alberga 1.267 reclusos. Allí, un reo le prendió fuego a una colchoneta y aunque los guardianes trataron de controlar las llamas estas se propagaron rápidamente por el lugar. El fuego ganó fuerza porque los materiales con los que están hechas las colchonetas son de fácil combustión. Ante la magnitud del incendio, pronto llegaron los Bomberos de Tuluá que controlaron las llamas y evitaron que estas alcanzaran otros lugares de la cárcel en donde había otros reclusos. De los 24 heridos, 6 están en cuidados intensivos en un hospital local de Tuluá y dos más fueron llevados a Cali.
Si se mira en el tiempo, y con al menos una decena de fallecidos, el 27 de abril de 2000 perecieron 27 reclusos y hubo nueve heridos en los enfrentamientos entre reclusos de dos pabellones de la Cárcel Nacional Modelo de Bogotá tras el asesinato de un interno. Ese mismo año y en esa misma cárcel, los días 2 y 3 de julio murieron 10 presos y 23 resultaron heridos por un motín provocado por el enfrentamiento entre paramilitares de extrema derecha y guerrilleros que pretendían evadirse. Pasó casi una década y media y Colombia fue nuevamente escenario de un trágico motín carcelario. El 27 de enero de 2014, tras una operación de registro en la Modelo de Barranquilla (norte) durante la cual se decomisaron drogas, armas y teléfonos celulares, los internos provocaron un incendio, siniestro en el que fallecieron 15 presos y otros 42 resultaron heridos. Cuatro años después volvió a repetirse un sangriento motín en la Modelo de Bogotá. En esa ocasión, poco después de iniciarse la pandemia del coronavirus. Ocurrió el 21 de marzo de 2020, y perdieron la vida 23 presos y 83 resultaron heridos en las protestas de la población reclusa por el hacinamiento y la falta de material para prevenir el contagio de la covid-19. Ese mismo día hubo motines en otras prisiones colombianas, el más grave de los cuales fue el de Cómbita (Boyacá), que dejó dos muertos.
En Colombia hay un problema crónico de hacinamiento en las cárceles y en Tuluá ese indicador era del 17 %. Varias Administraciones se comprometieron y no cumplieron con la construcción de nuevos centros de detención en diferentes sitios del país.